Entrar a la piscina es una excelente opción cuando se viaja a la selva peruana, para refrescarse en medio del clásico calor que caracteriza a esta región. Sin embargo, no hay nada más agradable que vivir esta experiencia en un ambiente natural. Esta piscina está rodeada de abundante vegetación y posee aguas cristalinas que reflejan totalmente el verde de las plantas. Se encuentra en la comunidad nativa de Betania, en Satipo (Junín).
La piscina de Betania –como la llaman los miembros de la comunidad, turistas y agentes turísticos– se alimenta de tres cataratas cercanas cuyas caídas de agua solo llegan hasta los tres metros de altura. La naturaleza ha hecho de este lugar el sitio perfecto para el disfrute, pues a lo largo de esta gran poza de agua hay pedazos de roca plana aglomerada, que funcionan como espacio de descanso para los bañistas.
Las rocas blancas y los grandes árboles frondosos adornan el paisaje. No obstante, llegar hasta allí no es tarea fácil, es un camino digno para los más aventureros, quienes se motivan por la selva exuberante. Se cruzan riachuelos, bosques y miradas vigilantes de la fauna típica de la región para llegar hasta este paraíso en medio de la naturaleza.